Quien ha navegado alguna vez a través de las aguas del Mare Nostrum sabe que los cruceros por el Mediterráneo son una de las formas más completas que existen de disfrutar de unas vacaciones: viajas de puerto en puerto sin cargar maletas, duermes mientras el barco avanza y, cada mañana te sorprende un nuevo paisaje costero. Entre la enorme variedad de regiones que puedes encontrar en los itinerarios que puedes encontrar a lo largo y ancho del Mediterráneo, destacan las suaves colinas y las calas glamurosas de la Riviera Francesa.
Es decir, que de Tolón a Saint‑Tropez, pasando por Niza, Antibes y el principado de Mónaco, la costa sur de Francia despliega un mosaico de pueblos sorprendentes, puertos lujosos y playas luminosas. Y en el centro de todo este escenario destaca la ciudad de Cannes, escaparate mundial del cine en que cada mes de mayo, en el Palais des Festivals et des Congrès, se despliega la alfombra roja para celebrar el famoso festival.
La ciudad se asienta en torno a una bahía espectacular, delimitada por la Croisette, esa avenida señorial que corre paralela al mar y que ofrece vistas privilegiadas a las islas de Lérins, además de exhibir algunos de los hoteles y boutiques más lujosos de Europa. No muy lejos, el barrio de Le Suquet, erigido sobre el monte Chevalier junto al Vieux Port, despliega un entorno de callejuelas empedradas, florerías y cafés acogedores con mucho encanto. Si tu crucero hace escala aquí y te preguntas qué ver en Cannes en un día de crucero, a continuación, encontrarás una guía de excursiones en Cannes sin tener que alejarte demasiado del puerto.
Visitar las islas de Lérins
Pocas experiencias representan tan bien el sello mediterráneo como embarcar en el Port Vieux y poner rumbo a las islas de Sainte‑Marguerite y Saint‑Honorat. El trayecto en ferry no suele superar los veinte minutos, por lo que puede encajar a la perfección en una excursion por Cannes en un crucero por libre. El archipiélago lo completan tres islotes deshabitados —Îlot Saint‑Ferréol, Îlot de la Tradelière e Îlot de l’Ilon— que decoran el horizonte, pero que no son visitables.
Al desembarcar en Sainte‑Marguerite podrás disfrutar de una ruta de senderismo por una senda circular de apenas hora y media permite circunvalar la isla y descubrir pequeñas calas de cantos rodados. En el extremo norte aguarda el Royal Fort, que fue prisión estatal hasta el siglo XIX y aún envuelto en una espectacular atmósfera medieval que casi te hará creer que has viajado atrás en el tiempo.
La isla vecina de Saint‑Honorat, por su parte, alberga la Forteresse y el Monasterio de Lérins, activo desde el siglo XI, donde los monjes se dedican a elaborar vinos y licores. Además de ser uno de los lugares imprescindibles de Cannes que puedes ver en un crucero, el entorno invita al baño en aguas turquesas y a tomar muchas fotos para las redes sociales.
Si quieres visitar las islas, llegar es bastante sencillo, ya que el ferry regresa a Cannes con frecuencia suficiente como para cuadrar perfectamente con el horario de regreso al barco de crucero. Basta con planificar bien los tiempos de embarque y desembarque para disfrutar de estas islas sin prisas y volver con la sensación de haber disfrutado de un entorno mucho más natural y auténtico.
Visitar el pueblo de Vallauris

A menos de seis kilómetros de Cannes, Vallauris es un pueblo seduce a los cruceristas por su ambiente tranquilo. Se puede llegar en diez minutos en taxi o en menos de media hora en transporte público, lo que convierte la visita en una excursión desde Cannes en crucero muy cómoda. La localidad ofrece una combinación entre el alma artesanal y un legado artístico notable: el Museo de la Cerámica y el Museo Martinelli marcan un recorrido cultural, pero es el Museo Nacional Picasso el que suele atraer todas las miradas.
El maestro malagueño se instaló aquí a principios de los años cincuenta y dejó su huella gracias a sus murales y creaciones de estilo cubista que hoy en día siguen dotando de una identidad propia a este pueblo. Junto al museo, el Château de Vallauris alza sus torres medievales sobre un caserío de callejuelas en cuesta.
Si quieres disfrutar de una excursión por Cannes en un crucero por libre, Vallauris es una opción que merece mucho la pena descubrir. Ahora bien, si estás planeando explorar rutas similares, te recomendamos echar un vistazo a los itinerarios de cruceros en verano que encontrarás en nuestro buscador de cruceros, CrucerosMediterraneo: encontrarás salidas en las que podrás visitar distintos destinos de la Riviera Francesa pero también itinerarios por la Costa Amalfitana o por las Islas Griegas. ¡Tú decides!
Excursión al pueblo de Grasse
Grasse está considerada la Capital Mundial del Perfume y se encuentra a media hora en bus desde Cannes, rodeada de colinas tapizadas de jazmín, rosa de mayo y azahar. Llegarás a una ciudad que conserva intacto su trazado medieval y donde en cada esquina podrás respirar un aroma diferente. Pasear por las calles del centro histórico es disfrutar de las vistas de un entorno de aspecto tradicional con fachadas de tonos ocres y tejados rojizos, con plazas en las que el tiempo parece detenerse.
La visita puede arrancar en la Cathédrale Notre‑Dame du Puy, un templo del siglo XII que, detrás de su sobria fachada, guarda tres lienzos de Rubens y una pintura de Fragonard. Precisamente este último, hijo ilustre de Grasse, tiene aquí su Villa‑Museo, ideal para completar el recorrido cultural. No hay que marcharse sin entrar en alguna de las grandes casas perfumistas —Fragonard, Molinard y Galimard— que ofrecen tours gratuitos por sus talleres y tiendas donde adquirir esencias únicas, ya que te permiten elaborar tu propio perfume.
Si en tu viaje dispones de más tiempo, ten en cuenta que las bodegas cercanas organizan catas de los vinos locales, una experiencia que puede dar el broche de oro a la jornada. Así pues, podemos decir que Grasse es una excursión perfecta si deseas visitar Cannes en crucero y, además, descubrir las tradiciones que han dado forma a esta región a lo largo de los siglos.
No te pierdas la Vielle Ville de Mougins

Más arriba hemos hablado de que el famoso pintor del Guernica, Pablo Picasso, se estableció en Francia. Esto sucedió debido al estallido de la Guerra Civil española en 1936, ya que se convirtió en exiliado debido a su enorme compromiso con la causa republicana, por su apoyo a otros artistas exiliados y porque se convirtió en un símbolo de resistencia contra el franquismo.
Después de vivir en París, en Antibes, Vallauris, y Cannes, se instaló en Mougins durante sus últimos años. Indica que se trata de una pequeña población medieval rodeada de naturaleza y que es uno de los pueblos más bonitos de Francia, ya que desprende ese aire bohemio tan propio de lugares como Montmartre, en París.
Es ideal para los amantes del arte, ya que sus calles estrechas y empedradas están repletas de galería de arte y pequeños atelieres y cafeterías en las que se suele debatir sobre arte y pintura. Allí, podrás encontrar el Museo de Arte Clásico de Pintura, el Museo dedicado al artista local Maurice Gottlob, el Museo del Automóvil o el de la Fotografía. Asimismo, Mougins también cuenta con un patrimonio cultural impresionante, como la iglesia de Notre Dame de Vie, de un claro estilo medieval. Es un pequeño núcleo que puedes ver en pocos minutos, pero que te aseguramos que merece muchísimo la pena.
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